Menos mal que Lamatina apareció cuando el encuentro estaba a punto de terminar para dejarle al Racing, al menos, un punto. Su postrero gol evitó que el equipo ferrolano perdiese un partido en el que hizo la mayor parte de los méritos para ganar. De hecho, si el cuadro verde no había encarrilado antes su triunfo fue por culpa del portero del Hércules, Unai Alba, que se erigió en un muro casi infranequeable para los racinguistas, que sólo pudieron batirlo con el encuentro casi terminado para recuperar un punto que, de todas formas, no es suficiente para seguir fuera de la zona de descenso.
Fue el Racing el equipo que se presentó en el campo con las ideas más claras de lo que debía hacer para anotarse una victoria que lo alejase de la zona de descenso, pero su intensidad no fue la adecuada para alcanzar su objetivo. Por eso, a pesar de que ya antes de llegar a los diez minutos de juego generó una ocasión clarísima para marcar, en los pies de Olmo que Diego Jaume sacó bajo palos, su dominio fue generalmente estéril ante un rival que casi siempre dio la impresión de jugar con el freno de mano puesto. Así, sólo cuando los atacantes racinguistas le imprimían al juego otra marcha cerca del área contraria, el equipo ferrolano era capaz de hacer daño.
Pero, poco a poco, el conjunto verde se fue contagiando del ritmo cansino del juego de su rival y eso hizo que el encuentro, durante algunos minutos, empezarse a ser casi soporífero, sin que el juego se alejase del centro del campo, al menos con sentido. De hecho, sólo en los últimos minutos de esta primera parte el Racing pareció reaccionar y recuperar conciencia de lo que se jugaba , poniendo cerco a la meta visitante y empezando a toparse con quien fue su peor pesadilla ayer, el portero Unai Alba, que se encargó de abortar todos y cada uno de los intentos racinguistas para conseguir que el encuentro llegase empatado, y sin goles, a su intermedio.
Cambio > Aunque la manera en la que el Hércules inició la segunda mitad -con más intensidad en la presión y verticalidad en ataque- parecía dar paso a un partido totalmente diferente, en realidad sólo fue un espejismo que se evaporó en poco más de cinco minutos. Tras ese período, el guión del encuentro volvió a ser idéntico al de la primera parte, porque el Racing apostaba de una manera más fuerte por la victoria y el Hércules, apoyado en la inspiración de Alba, mantenía que su aspiración era la de salir de A Malata con un punto. Sin embargo, cuando más intenso parecía el dominio del equipo ferrolano y más cerca daba la sensación de estar su gol, el cuadro visitante marcó aprovechando uno de los fallos -sí el más grave- del cuadro verde, que permitió cabecear en boca de gol a Sergio Fernández, solo, para adelantar al Hércules sin haber hecho (casi) nada.
El dominio racinguista arreció tras este gol ante un rival que, desde entonces, redobló su apuesta por la contención para mantener el resultado que estaba logrando. Pero, aunque el cuadro verde embotelló al rival en su propia área, no fue capaz de jugar con la claridad necesaria para doblegar a un rival bien posicionado y que trató de buscar la contra como manera de sentenciar. Así fue pasando el tiempo, con la sensación de que el Racing iba a saldar con una derrota un partido en el que había merecido, sobradamente, la victoria. Menos mal que al final, cuando el árbitro estaba a punto de pitar el final del partido, Lamatina apareció para salvar un punto que, sin embargo, no logra evitar que el Racing caiga a zona de descenso.
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