Ascenso a segunda no Jofre

Ascenso a segunda no Jofre
Junio 2007

domingo, 16 de marzo de 2008

2-2: Crónica del Racing - Sporting

El frenesí futbolístico que ayer se vio en el estadio de A Malata se saldó con un punto para los dos rivales que se enfrentaron. Racing y Sporting de Gijón acabaron empatando un partido en el que hubo tiempo para todo, para que el equipo gijonés pareciese ser muy superior a su rival, para que el ferrolano se le revelase al teórico favorito, que llegó a verse “tocado” y, al final, para que ambos sellasen un empate que ninguno de los dos querían, pero que al final les sirve, más o menos, a ambos. Pero, sobre todo, la cita de ayer sirvió para que el estadio ferrolano registrase una fiesta que hacía tiempo que no vivía, un espectáculo que trasladó a las gradas el empate que ya se registró en el terreno de juego.
Ya desde el primer minuto, el Sporting le imprimió al partido el ritmo frenético con el que tan cómodo se encuentra y eso hizo que pareciese superior, por lo menos en este tramo inicial del encuentro. De hecho, en su primer acercamiento de importancia sobre la portería racinguista, un centro de Kike Mateo -una auténtica pesadilla mientras estuvo sobre el terreno de juego- desde la banda izquierda -un auténtico filón para el cuadro gijonés- fue rematado a gol por Bilic para adelantar en el marcador al cuadro asturiano y refrendar el mejor arranque de choque que estaba realizando, frente a un rival que se veía superado.
Incluso después del gol el Sporting de Gijón siguió dando la sensación de que tenía más controlado el partido, aunque sus acercamientos a la meta contraria empezaron a ser algo más escasos, salvo cuando era capaz de entrar por la banda izquierda. En esta nueva situación, el equipo ferrolano comenzó a soltarse poco a poco y a rondar con más sentido los dominios contrarios que, hasta ese momento, habían pasado casi desapercibidos. Así, cuando el equipo gijonés pensó que iba a regresar de Ferrol con los tres puntos sin tener que esforzase demasiado, una meritoria acción ofensiva del cuadro verde se saldó con un tanto de Olmo que significó el empate.
Inesperado > Lo inesperada que para el Sporting de Gijón era esta situación dio paso a los mejores minutos del Racing que, desde ese momento y hasta el descanso, tuteó y hasta manejó con cierta suficiencia a un rival que en este tramo exhibió demasiadas carencias del centro del campo hacia atrás. De hecho, una de ellas fue aprovechada por Jonathan Pereira, que casi había pasado desapercibido hasta entonces, para deshacerse del marcaje de dos rivales y acabar marcando para dejar al cuadro verde en ventaja justo antes de llegar el descanso del choque.
En esta situación de desventaja, el Sporting de Gijón hizo frente a la segunda parte con la voluntad de demostrar ya desde los primeros minutos su (teórico) superior nivel. Y, entre que el ritmo que le imprimió al choque fue superior, que el cuadro verde no regresó de los vestuarios con suficiente concentración y que el colegiado no vio la situación de fuera de juego en la que el equipo gijonés logró su segundo gol, este tanto volvió a establecer el empate en el marcador. De hecho, tan frenético se volvió el partido tras el segundo gol sportinguista que los errores empezaron a ser más que los aciertos y, aunque los acercamientos sobre ambas porterías eran más o menos continuas, ninguna finalizaba con claridad. Es más, el juego empezó a trabarse y a diluirse en enfrentamientos que no resultaban importantes para el juego.
Tanta velocidad, casi siempre sin control, había en el juego que el Racing acabó jugando en inferioridad numérica la última parte del partido debido a la expulsión de Roberto después de que este recibiese una segunda tarjeta amarilla tan evitable como previsible a tenor de cómo se estaban desarrollando los acontecimientos. Sin embargo, esta nueva situación no hizo que aumentase el dominio sportinguista sino que, al contrario, tranquilizó el encuentro.
Después del frenesí vivido durante más de una hora, los últimos minutos fueron los más dóciles de todo el partido. Por una parte, porque el Racing no estaba para muchos más dispendios que conservar un punto que, aunque no era el botín que buscaba, sí le valían para seguir sumando en busca de los 50 en los que se estima la permanencia. Por otra, porque el Sporting ya había realizado demasiado gasto y lo acusó en el tramo final del encuentro, incluida la lesión que Barral sufrió un cuarto de hora después de saltar al terreno de juego. Por eso, aunque el colegiado trató de darle un poco de emoción con la absurda expulsión con la que castigó a Manuel y al cuadro verde, el empate ya era inamovible. Un punto que no le vale a ninguno, pero que también les sirve (un poco) a ambos.

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