Lo que a priori sería considerado como un mal resultado, al final terminó dejando un sabor de boca más o menos bueno. Contra el Albacete, el Racing sumó ayer otra muesca a la racha de imbatibilidad en la que se encuentra desde el comienzo de la segunda vuelta, lo que le permite seguir fuera de las plazas de descenso. Sin embargo, en realidad el equipo ferrolano dejó escapar la ocasión de dejar a ocho puntos de distancia -nueve si se tiene en cuenta el "average"- a un enemigo directo por la permanencia y aumentar su renta sobre las cuatro últimas plazas. Sin embargo, en vista de cómo transcurrió el encuentro, el cuadro verde saca más lecturas positivas que negativas antes de empezar a medirse a rivales más importantes.
Juan Veiga intentó cambiar el guión del partido en el comienzo de la segunda parte con la entrada de Roberto en vez de un Cristian Portilla que no fue capaz de darle al juego racinguista la fluidez que necesitaba, pero en realidad el encuentro siguió siendo el mismo. Sin que la pelota le durase en los pies más de diez segundos a ninguno de los dos conjuntos, el partido estaba a expensas de que un error de cualquiera de los contendientes se tradujese en el tanto que abriese el marcador y, de paso, el juego. Y este llegó, al poco de cumplirse la primera hora de juego, en el enésimo centro visitante por la banda derecha cuando Manuel, al intentar despejar, introdujo la pelota en su propia portería para situar al cuadro manchego en ventaja.
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